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miércoles, 20 de julio de 2005
Entrevista aterradora
No me habia pasado hasta ahora, ayer fue la primera vez que fui a una entrevista de trabajo donde tenia claro que no iba a trabajar ni de conya. Y no por que no vaya a ser elegido, que no lo se, sino por que el trabajo, la oficina y la gente tiraban de espaldas.

Al escribir esto me doy cuenta de que soy victima del lenguaje, pues para describir la fauna que habia en aquella oficina se me ocurren algunos adjetivos en ingles que vienen al pelo, como freak, geek o nerd, y encuentro alguna dificultad mas para encontrar la equivalencia en castellano, aunque creo que podria ser bichos raros.

Llegue a la oficina, bueno mas que oficina yo le daria el apelativo de zulo, y la primera impresion ya echaba para atras. En una sala reducida habia como 10 personas, si les daremos el beneficio de llamarles peronas. Todo era cahotico, ni siquiera habia sala de reuniones. Entre, no habia ni recepcion y un tipo de unos veintipocos anyos, 120 kilos, melena por debajo del hombro, perilla tan larga como la melena, piercing en el ojo y en la nariz, mirada perdida, y camiseta de marilyn manson, me dijo que me sentara y esperara al jefe que estaba hablando por telefono.

Sentarme era un decir, mas bien me hundi en un sofa sintetico, que tendria muchisimas historias que contar, y que era mas propio de una caseta de campo donde pasas algunos dias en verano que de estar en la entrada de una oficina.

Mientras intentaba mantenerme a flote en sofa, me dio tiempo a dar una mirada alrededor. No la luz natural era tan escasa como la decoracion o el orden que reinaba alli. Se podria identificar claramente todos los personajes, divididos en tres marcados grupos. En una esquina, con una mesa mas grande y un archivos alrededor, estaba la que debia de ser la secretaria. No hace falta descripcion, solo imaginaros a Ofelia, la secretaria del super de mortadelo y filemon, pero con 60 anyos.

Los demas, a excepcion del jefe eran sin lugar a duda los programadores. Estaban todos apelotonados en las mesas, codo con codo, ojos rojos, de las mas diversas pintas, pero todos con algo en comun, movian compulsivamente una de las piernas debajo de la mesa, en claro sintoma de estress. Los habia desde asiaticos, hasta siniestros pasando por treintanyeros anclados en su juventud. Vamos Steve Urkel y su panda, llevando el peso del negocio.

Y en el centro, el jefe, repeinao y con traje, el tipico con pinta de vendedor del que no te crees ni cuando te dice buenos dias. Con dos pantallas de ordenador y tres telefonos sobre la mesa, intentando convencer a un supuestamente cliente de que los errores que habian cometido no eran muy importantes. La conversacion era perfectamente audible gracias a la intimidad del recinto.

Durante la espera llego otra persona, seguramente otro seleccionado para la entrevista, que llego y se hundio en el sofa a mi lado. Nos intercambiamos sonrisas, no se si nerviosas o acojonadas.

En eso que el jefe acabo, y vino hacia nosotros a presentearse, yo pase primero en estricto orden de llegada. El tipejo que me habia recibido se unio a la entrevista, debia de ser algun alto cargo. Alli estaba yo haciendo la entrevista, frente a ellos dos, con todo el resto de la oficina a menos de dos metros de mi, incluido el otro candidato. Yo solo queria acabar aquello cuanto antes e irme a casa, ellos parecia que tenian la misma prisa, asi que la cosa fue rapida.

Esta vez no tengo los dedos cruzados. Y os aseguro que no he exagerado ni un apice.
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